Perdíos en Puente de la Antigua

Con el permiso del cronista oficial; JaviPenúltimo, y considerando que no pudo asistir a la ruta del pasado sábado, me he tomado la libertad de hacer una pequeña crónica de esta ruta.
Con una impuntualidad moderada y con buen tiempo (contra todo pronóstico), salimos de en cá Mario; Barna, Cuchi, Javi Avería, Javi Tikodoko, Juanca Pedidos, Lospi, Mario, Natur Raúl, Rubén y yo. A un ritmo bastante tranquilo llegamos hasta el puente del río Ortiga donde giramos en dirección “donde derrapa la mujer”. En este tramo la velocidad fue aumentando y algunos empezamos a tener problemas para poder seguir el ritmo. Lospi, aún lesionado optó por hacer una ruta más corta por lo que fuimos nueve los que llegamos a “donde derrapa la mujer”. Una vez allí, en lugar de girar a la derecha y subir hasta el cruce de los cuatro caminos (tal y como habíamos planeado), aún no sé por qué, seguimos hasta el río y tras comprobar que no había manera de cruzarlo nos metimos campo a través por el barro, subiendo y bajando piedras y saltando alguna valla. El camino era muy bonito aunque ralentizó bastante el ritmo del grupo. Todo iba bien hasta que en uno de los repechos a Rubén se le rompió la cadena. Entre unos y otros enseguida juntaron diversas herramientas, eslabones y otros útiles para su reparación, mientras que los menos doctos en la materia poníamos cara de tontos viendo cómo se las ingeniaban para repararlo y pensando lo mal que lo pasaríamos si nos ocurriera a nosotros, primero porque no tenemos herramientas y segundo, porque aunque las tuviéramos no sabríamos qué hacer con ellas. A pesar de los intentos, sólo se pudo hacer un “apaño” que le permitiera volver hacia atrás y Cuchi amablemente se ofreció para acompañarle.
Ya andábamos mal de tiempo y si queríamos cumplir con el principal objetivo (avituallamiento final el la Croissantería 88) debíamos acortar la ruta, por lo que decidimos suprimir la subida a Magacela. Campo a través llegamos al camino que nos llevaría hasta las Minas del Lobo. Menos embarrado que la semana anterior, se fue a buen ritmo dando lugar a buenas bajadas en las zonas de piedras. En el tramo que va desde las Minas hasta el Puente de la Antigua se dieron –a mi entender-los mejores momentos ya que se bajó muy rápido, con curvas espectaculares, adelantamientos… Desde el puente de la Antigua cogimos un bonito camino hasta La Haba, especialmente en su primer tramo ya que atravesaba verdes de encinares y algún cortijo que despertó la envidia y la imaginación de más de uno que imaginó en alto las mil y una fiestas y posibilidades... En este tramo el ritmo también fue alto y alguno empezó a acusar los efectos de los cubatas del día anterior, mientras que otros se dedicaban a rodar rozando el manillar del resto, provocando alguna que otra queja y también alguna represalia en forma de frenazo que provocó por decirlo de alguna manera… “un pedazo morreo” rueda con rueda que dejó blanco del susto al susodicho. Llegamos a La Haba algo desperdigados y aunque íbamos a volver por carretera para evitar la arcilla roja del camino, atravesamos el pueblo en busca de una fuente en la que poder repostar agua. En un alarde de agilidad, Juanca Pedidos supo callejear con soltura esquivando con elegancia y bravura todo vehículo aparcado, perro callejero y señora que venía de la compra que se cruzaba en su camino, llegando el primero a la fuente.
Ya en la carretera y tras un par de kilómetros de extraña tranquilidad en grupo, Javi Avería, Mario y Natur Raúl pusieron un fuerte ritmo que el resto fuimos incapaces de aguantar. El grupo se fue rompiendo y aunque creo que no llegaron a esprintar, a la rotonda de La Haba llegaron destacados los tres ya citados, bastante más atrás llegué yo, inmediatamente después Javi Tikodiko y algo mas retrasados aunque no demasiado Barna y Juanca Pedidos, que al parecer, dicen por ahí que al incrementarse el ritmo en carretera Juanca al verse algo justo le dijo a Barna que tirara sólo hacia delante pero que aunque Barna amablemente se ofreció a acompañarle, las sonrisas de uno y otro indicaban que tal ofrecimiento lejos de un gesto altruista, respondía más a que las fuerzas eran ya algo justitas.
Antes de las 13:00 la ruta se dio por concluida en la Croissantería 88.

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Ismael González