SALUD

Tipos de fibras musculares y su relación con la fuerza

 
Conocer los diferentes tipos de fibras musculares existentes, y su reclutamiento y sincronización nos permitirá entender mejor el trabajo con cargas.
Muchas veces leemos en artículos relacionados con la fisiología del deporte ciertos términos que no se le dan mucha importancia, pero que son conceptos básicos para entender como trabaja el sistema muscular principalmente, tanto en el entrenamiento aeróbico como en el anaeróbico.


fibra muscular

Fibras de tipo I

Son las fibras de contracción lenta. De mayor resistencia a la fatiga, diámetro pequeño (menor tamaño que las fibras de tipo II)  y contienen gran cantidad de mioglobina, que es la que le confiere el color rojo que les caracteriza. Contienen gran cantidad de mitocondrias, que son las centrales energéticas celulares donde ocurren las reacciones del metabolismo aeróbico. Por ello presentan una elevada actividad oxidativa.

Fibras tipo II

Son fibras de contracción rápida y su desarrollo de fuerza es 3-5 veces mayor que las fibras de contracción lenta. Son de color blanco, y de mayor tamaño que las fibras tipo I. Emplean la glucosa de la sangre y el glucógeno de los músculos (metabolismo glucolítico), por lo que se reclutan  sobre todo para actividades anaeróbicas (levantar pesas, un salto, o un lanzamiento de jabalina). Las fibras de contracción rápida se dividen en fibras IIa y fibras IIb. Las fibras IIa son de mayor tamaño (diámetro) que las fibras tipo I, pero menores que las de tipo IIb  y presentan también una alta cantidad de mitocondrias, lo que les permite producir también energía a partir del sistema oxidativo (además del sistema glucolítico propio de las fibras tipo II). Se reclutan después de las fibras tipo I en movimientos rápidos, repetitivos y de poca intensidad. Las fibras IIb  son las fibras de mayor tamaño, con bajo contenido en mioglobina (baja capacidad oxidativa). Tienen alta capacidad glucolítica y se reclutan sólo cuando se requiere un esfuerzo muy rápido y muy intenso, como en halterofilia, lanzamientos, o saltos máximos.

Características/tipo fibra
Tipo I Tipo IIa Tipo IIb
Resistencia a la fatiga Alta Media Baja
Diámetro Pequeño Medio Grande
Velocidad de contracción Lenta Rápida Rápida
Metabolismo Oxidativo, aeróbico Glucolítico, oxidativo, aeróbico Glucolítico, anaeróbico
Cantidad de mitocondrias Alta Alta Alta
Tipo de contracción Lenta Rápida Rápida
Fuerza desarrollada Baja Media Alta

Control neural de las fibras

No podemos olvidar al papel que juega el sistema nervioso en la activación de las fibras musculares para la obtención de fuerza y potencia. En Entrenamiento.com hay artículos que hablan exclusivamente de la importancia de la activación del sistema nervioso. Por un lado está el reclutamiento de fibras, vital si queremos incrementar la producción de fuerza de un músculo. Cuantas más unidades motoras (consta de un nervio motor y las fibras musculares inervadas por él) participen en una contracción, mayor será la fuerza producida. También es importante que se recluten las unidades motoras más grandes, que son las que producirán un nivel de fuerza mayor. Por otro lado está el ritmo de activación de dichas unidades motoras, o frecuencia, que se refiere al ritmo de activación de las unidades motoras. Cuanto mayor sea éste ritmo, mayor será el nivel de fuerza producido. Por eso las fibras tipo II también se activan con impulsos nerviosos con alta frecuencia (cargas pequeñas aceleradas rápidamente). En general, las motoneuronas que inervan fibras de contracción lenta inervan menos fibras musculares que las motoneuronas que inervan fibras de contracción rápida. Por ello, se reclutarán fibras de tipo II en actividades que requieran  altos niveles de fuerza. A medida que aumentan los requisitos de fuerza de un ejercicio y se reclutan más unidades motoras, el sistema nervioso va reclutando unidades motoras más grandes. Esto está relacionado con el método de potenciación post activación donde empleamos cargas máximas para reclutar el máximo número de fibras musculares. Las fibras de contracción rápida también se reclutan con contracción isométricas, si la exigencia de fuerza es lo bastante elevada  (en el artículo de isométricos de su importancia en la mejora de fuerza).

¿Cómo trabajan las diferentes fibras a la hora de levantar una carga?

Supongamos que nuestro 1RM en press banca son 100kg.  Si levantamos 20kg, sólo conseguiremos reclutar unas cuantas fibras de tipo I. Si levantamos 50kg (un 50%) emplearemos todas las fibras de tipo I, y algunas de tipo IIa. Y si levantamos 100kg, estaremos reclutando todas las fibras I, IIa y IIb. Como hemos comentado en el párrafo anterior, podríamos conseguir reclutar las fibras rápidas, levantando menos carga, pero moviéndola del modo más rápido posible.

¿Todos los individuos presentan la misma composición de fibras musculares?

La distribución de fibras musculares está fuertemente predeterminada por la genética del individuo y se establece muy pronto tras el nacimiento. En una persona sedentaria de mediana edad, el porcentaje de fibras tipo I es de un 45-55% (en mujeres éste porcentaje aumenta ligeramente). Los velocistas tienden a presentar más fibras de contracción rápida en las piernas, mientas que los deportistas de fondo muestran predominancia de fibras de contracción lenta. Biopsias en el vasto medial revelan que la proporción de fibras rápidas en lanzadores y saltadores de atletismo, así como en halterófilos, puede ser hasta 3 veces mayor (60% de fibras rápidas) que la de los corredores de fondo (17% de fibras rápidas), y un 50% mayor que la de los culturistas por ejemplo (40% de fibras rápidas).

¿Existen diferencias en la distribución de fibras en el cuerpo?

En las extremidades inferiores (por ejemplo en el músculo sóleo de la pantorrilla, el tibial, o el vasto lateral) la fibra del tipo I es la más abundante, seguidas de la IIa y la IIb (por ejemplo en el vasto lateral, 46,1% fibras I, 42,8% fibras IIa y 11,1% fibras IIb, con sus correspondientes desviaciones estadísticas). Lo mismo sucedería en los músculos encargados de mantener la postura (necesitarán ser poco fatigables obviamente). En las extremidades superiores (por ejemplo el triceps), el porcentaje de fibras rápidas, IIa y IIb es mayor.

¿Se pueden entrenar específicamente las fibras musculares para conseguir transferir unos tipos de fibras en otras?

Con el entrenamiento se pueden conseguir adaptaciones y modificar los % de tipos de fibras, ya que las fibras musculares son muy plásticas, y capaces de cambiar su fenotipo. El entrenamiento aeróbico “enseñará” a las fibras de contracción rápida a utilizar una mayor cantidad de oxígeno. Las fibras de contracción rápida se comportarían como fibras de contracción lenta. Conseguimos un cambio de fibras tipo II a tipo I. Al fin y al cabo, muy pocas actividades de la vida diaria requieren fibras tipo II, y si tipo I, por lo que es lógico pensar que ésta transferencia es más sencilla.
Verkhoshansky aprovecha una cita de Amstrong en su libro Superentrenamiento, para afirmar que el entrenamiento de la resistencia reduce la potencia del salto vertical y la velocidad explosiva, y actividades similares de las fibras rápidas, posiblemente debido a que el entrenamiento de la resistencia puede degradar las fibras rápidas, reemplazándolas por fibras lentas o provocar cambios enzimáticos y neuromusculares más apropiados para actividades de resistencia lentas.
A la inversa (pasar de tipo I al tipo II) presenta muchos estudios con conclusiones contradictorias (Jolesz, Sreter, 1981 son contrarios a que se produzca tal transición).
Por otra parte, para algunos entrenadores como Poliquin conseguir un cambio de fibras tipo I a tipo II con un entrenamiento mixto de levantamientos pesados y trabajo dinámico a altas velocidades es factible (el entrenamiento pesado por sí sólo no lograría modificaciones). Para ello se basa en un estudio sobre un programa de entrenamiento de 6 semanas en el cual los participantes los lunes realizaban 5 series de press banca con 3RM, los miércoles 10 press banca pliométricos (lanzando la barra), y los viernes 5 series de 10 flexiones pliométricas. Con éste programa se observó un incremento de un 50% en fibras tipo II, y un decremento del 50% en fibras tipo I. La verdad parecen cifras un poco exageradas.
En cambio si nos basamos en la bibliografía de José López Chicharro, un experto en fisiología del ejercicio, parece que los porcentajes de fibras I y II no se alteran sustancialmente con el entrenamiento, pero sí los de los subtipos de las fibras II, produciéndose disminuciones en los niveles de fibras IIb en favor de las fibras IIa.
En definitiva, los cambios de fibras de I a II, o de IIa a IIb no están muy claros, ya que según bibliografías y estudios, se ven conclusiones contradictorias.
Llegados a éste punto hay que aclarar que el hecho de que el entrenamiento no induzca cambios en los porcentajes de fibras I y II, no significa que el músculo no sea capaz de mejorar su resistencia o su fuerza.
El envejecimiento también provoca una variación en la distribución del tipo de fibras, debido a la reducción y el tamaño de las fibras. Sobre todo afecta a las fibras de contracción rápida, algo obvio debido a la mayor inactividad en ésta etapa de la vida.

¿Es determinante la distribución de fibras en el éxito de un atleta?

Está claro que es importante tener una buena distribución de fibras acorde al deporte que se practica pero no es determinante. Por ejemplo, 2 atletas de fondo con similares marcas en maratón de 42 km, tenían marcas similares, con distribuciones de fibras muy diferentes (un 50% de fibras lentas uno, y el otro el 98% de fibras lentas).

Fuentes:
Viene de: http://www.entrenamiento.com/musculacion/fuerza/tipos-de-fibras-musculares-y-su-relacion-con-la-fuerza/

Ya sea para mejorar la eficacia de nuestros entrenamientos o para evitar posibles lesiones, hay ciertas cosas que un ciclista de montaña debería evitar a toda costa durante sus entrenamientos en bicicleta. Algunas de estas malas costumbres resultan obvias y otras no lo son tanto, pero todas ellas acaban por repercutir negativamente en nuestro rendimiento mientras rodamos. Por ello, nada mejor que un pequeño repaso acerca de las cosas que no deberíamos hacer cuando salimos con nuestra bicicleta de montaña.

 

Lo que no debemos hacer cuando salimos a rodar

  • 1. Rodar con dolor: Si salimos a rodar con nuestra bicicleta y notamos molestias o algún dolor localizado, nuestro cuerpo nos está avisando de que algo no funciona bien. Si decidimos continuar entrenando sin hacer caso a nuestras molestias, es muy probable que una lesión más seria haga aparición. Mejor dejar de rodar un día, que quedarnos sin entrenar durante mucho más tiempo por culpa de una lesión que pudimos evitar a tiempo.
  • 2. No calentar adecuadamente: Es muy común en ciclistas que entrenan de forma regular y creen que no necesitan nada más que rodar suavemente durante unos pocos minutos. Realizar unos pequeños estiramientos en brazos y piernas y comenzar con un ritmo suave durante al menos 15 minutos es esencial para poner a punto nuestras articulaciones antes de entrenar más seriamente y evitar cualquier tipo de posible lesión.
  • 3. Entrenar sin hidratarse correctamente: Hay estaciones del año en las que la hidratación no resulta tan necesaria, pero en el caso de rodar en primavera y verano un correcto aporte de líquido es fundamental para nuestros entrenamientos. Rodar con déficit de líquidos en el organismo es extremadamente agresivo para nuestro cuerpo, con una drástica reducción de rendimiento y una recuperación de los entrenamientos mucho más larga. Beber agua y bebidas isotónicas durante la marcha, aunque no se tenga sed, es la mejor opción para mantener nuestro cuerpo perfectamente hidratado.
  • 4. Rodar con el estómago vacío: Para mantener la energía sobre la marcha, los depósitos de glucógeno de nuestro cuerpo deben estar bien cargados. Debemos ingerir una buena cantidad de carbohidratos complejos un par de horas antes de salir a rodar, para evitar que nuestro cuerpo utilice las reservas acumuladas durante la marcha. Un aumento de la intensidad del entrenamiento sin una adecuada carga de hidratos en nuestro organismo desemboca irremediablemente en la temida (y tan conocida) pájara del ciclista.
  • 5. Picarse con otros ciclistas: Algo muy común entre los ciclistas de montaña, aunque nadie lo reconozca. El competidor que llevamos dentro se activa cuando vemos que otro ciclista nos sobrepasa, pero debemos pensar que cada persona tiene su ritmo y rutina de entrenamiento, y que no podemos picarnos con cualquiera que nos adelante por el monte. Mantener un ritmo adecuado a nuestros límites es la mejor manera de ir progresando y mejorando nuestro rendimiento sobre la bicicleta.
  • 6. Rodar siempre por el mismo recorrido: Al igual que debemos ir variando nuestros entrenamientos con cambios de ritmo, de desarrollos y de cadencia, también debemos ir variando de recorrido para evitar caer en la monotonía y aburrirnos de ver siempre el mismo camino. Además, nuestras piernas son muy listas y rápidamente se acostumbran a hacer siempre la misma rutina. Para ello, nada mejor que tener una gran variedad de rutas con las que sorprender a nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros ojos.
  • 7. Salir solamente el fin de semana: Otro error muy común entre ciclistas de montaña es el de salir a rodar únicamente durante el fin de semana. Ya sea por causas de trabajo u otras necesidades, quizá entrenar durante la semana puede resultar complicado para la mayoría, pero si realmente nos lo proponemos encontraremos un par de huecos durante la semana para darle a los pedales. Rodar una hora durante un par de días entre semana es altamente beneficioso para nuestro rendimiento y nos evitará más de una posible lesión en las largas rutas de fin de semana.

Reglas básicas de Iniciación al entrenamiento en Mountain Bike

Si te has propuesto seriamente mejorar tu condición física y aumentar el rendimiento sobre tu Mountain Bike, sin duda ha llegado el momento de que comiences a entrenar con la bicicleta de montaña. El entrenamiento se diferencia de una salida normal en bicicleta por su intensidad y porque buscamos mejorar progresivamente el rendimiento de nuestro organismo.

 

Reglas básicas del entrenamiento MTB

1. Principio de sobrecarga. Para conseguir cualquier mejora, hay que someter al organismo a un esfuerzo que le suponga un cierto nivel de estrés. Simplificando, para que un entrenamiento sea efectivo tenemos que acabarlo con cierto cansancio.

2. Principio de intensidad del esfuerzo. Se estima que la intensidad mínima a la que se debe entrenar está entorno al 60-65% de la frecuencia cardíaca máxima. Sólo se entrena a menos intensidad como método de recuperación activa.

3. Principio de progresión de carga. Indica que a medida que se mejora la condición física, también se tiene que ir incrementando la duración y/o intensidad de los entrenamientos.

4. Principio de variedad. Tanto a nivel fisiológico como psicológico es necesario variar los entrenamientos. Si siempre se entrena haciendo el mismo recorrido e intensidad, el organismo se adapta a ese esfuerzo y no se obtiene mejora. Es necesario introducir nuevos recorridos y nuevos estímulos para mejorar progresivamente.

5. Principio de especificidad. Los efectos del entrenamiento son específicos a los músculos utilizados y a la intensidad del ejercicio. Para mejorar nadando o corriendo, hay que nadar o correr, pero para mejorar sobre la bicicleta, hay que montar en bicicleta. No hay más secretos.

6. Principio de individualización. Es necesario adaptar el entrenamiento a las condiciones particulares de cada individuo: edad, experiencia, nivel de preparación previo, tiempo disponible, objetivos… La misma fórmula de entrenamiento no es válida para todos los ciclistas.

7. Principio de carga y recuperación. Para que se produzcan las adaptaciones necesarias en nuestro organismo para mejorar el estado de forma, se deben respetar los periodos de recuperación tras los entrenamientos. De lo contrario, el organismo no se recupera y no se obtiene ninguna mejora. Las mejoras se producen después de los periodos de descanso.

8. Principio de periodización. En función del calendario y de los objetivos del entrenamiento, hay que diseñar un plan de entrenamiento en función del tiempo disponible. Hay que establecer diferentes fases durante las cuales se incidirá más o menos sobre diferentes capacidades: ascensos, descensos, velocidad, resistencia… No se debe entrenar de la misma forma todo el año.

http://www.todomountainbike.es/

 

Los calambres y el Mountain Bike. ¿Cómo podemos evitarlos?

Probablemente todos hemos sufrido alguna vez un calambre o rampa sobre nuestra bicicleta. Un calambre se produce cuando se altera el equilibrio entre agua y minerales que existe dentro del músculo. Cuando este equilibro se pierde, el correcto funcionamiento del músculo también se altera provocando una contracción de los mismos de forma involuntaria y descontrolada, dando como resultado esa cara de descompuestos que se nos pone cuando el dolor de nuestras piernas sobrepasa el umbral de lo soportable.

¿Cuándo se producen y cómo evitar los calambres?

Normalmente, la estación más calurosa es el periodo más común para que aparezcan nuestros queridos calambres o rampas, aunque se pueden sufrir en cualquier momento y lugar. El músculo afectado queda completamente agarrotado y aparece una dolorosa sensación de quemazón en la zona que puede arruinar una bonita salida en Mountain Bike y convertirla en una pesadilla más digna de Wes Craven.

Cualquier ciclista está expuesto a sufrirlos, sea cual sea su condición física. Sin embargo, los calambres o rampas suelen ir ligados a la intensidad del ejercicio; cuanto mayor es el esfuerzo realizado, mayor es la posibilidad de sufrir su aparición. Ésto sumado a el calor, varias horas de pedaleo y una hidratación insuficiente, la ecuación tiene un resultado muy claro que nos lleva a unos indeseables calambres.

La mejor forma de prevenir la aparición de calambres es seguir una serie de pautas muy sencillas que tienen un gran efecto:

  • Para evitar la aparición de calambres, lo primero que debemos hacer es realizar estiramientos antes y después del ejercicio. De esta forma preparamos nuestros músculos para el esfuerzo que se avecina o los relajamos tras una dura sesión de entrenamiento.
  • Hay que evitar el ejercicio intenso en condiciones de temperatura muy elevadas. Es decir, con el sol apretando no es recomendable forzar en nuestros entrenamientos porque, además de calambres, podemos tener muchos y más graves problemas. Con mucho calor, entrenamientos suaves y mucha hidratación.
  • Debemos beber abundante líquido durante nuestras salidas en bicicleta. Además de agua, tenemos que hacer uso de bebidas enriquecidas con sales minerales, también conocidas como bebidas isotónicas. Lo más importante es asegurarnos de que estas bebidas contengan al menos dos minerales entre su composición: sodio y potasio.
  • Y por último, no está de más consumir algún tipo de alimento rico en potasio durante nuestras salidas en bicicleta. Además de llenarnos un poco el estómago y mitigar la sensación de hambre, estos alimentos también contribuirán a disminuir la posibilidad de aparición de rampas o calambres. Los mejores alimentos para nuestras salidas están muy claros; el plátano y el kiwi.

Resumiendo, hay que estirar bien antes y después de montar en bicicleta, y por supuesto hidratarnos correctamente durante el ejercicio físico. De esta forma reduciremos drásticamente la posibilidad de aparición de calambres. Si aún así sufrimos alguno, tendremos que combatirlo de la mejor forma posible. Bajar de la bici o disminuir el ritmo si estamos en plena competición y beber abundantemente alguna bebida isotónica para recuperar minerales. Después, pedalear con calma hasta que desaparezcan las molestias. Y por encima de todo, disfrutar del Mountain Bike.

MINERALES Y CALAMBRES MUSCULARES

MINERALES Y CALAMBRES MUSCULARES

 
Las dietas pobres en frutas y verduras pueden dar lugar a deficiencias nutricionales que podrían ser la causa de los calambres musculares
La posibilidad de conocer los minerales y vitaminas implicados en los nervios y músculos que permiten la contracción muscular da opción a usarlos como tratamiento para los calambres musculares, contracciones que no podemos controlar de manera voluntaria que van acompañadas de molestias e, incluso, dolor. Se pueden producir por agotamiento de la fuerza del músculo debido a un trabajo muscular intenso y mantenido, por afecciones nerviosas o por deficiencias nutricionales específicas.
La falta de minerales, como el magnesio o el potasio, y de vitaminas del grupo B, como la B1 y la B3, suele influir en la intensidad de los calambres musculares. En ocasiones, la revisión de la dieta y la elección de alimentos ricos en estos minerales resultan suficientes para experimentar mejoría. Otras veces se requiere de un complemento dietético específico en estos nutrientes para que el malestar remita.


Nutrición y movimientos musculares

La Clínica Mayo, institución médica de EE.UU., define un calambre muscular como "una contracción súbita e involuntaria de uno o más músculos, a menudo dolorosa e incluso incapacitante en algún momento". Estas contracciones que no podemos moderar con la voluntad y causantes de dolor suelen originarse por varias y diferentes causas: la fatiga muscular, la deshidratacion o deportes practicados a temperaturas altas, entre otras.

La deficiencia de magnesio, por ejercicio excesivo o utilización de diuréticos, es una causa reconocida de calambres musculares  

Los principales minerales involucrados en el desarrollo de un calambre son el sodio, el magnesio, el calcio y el potasio. Pero estos no son los únicos nutrientes relacionados con este problema muscular; las vitaminas B1 y B3, o incluso la vitamina D y la E han demostrado su influencia. De hecho hay diferentes estudios científicos en curso que exploran su acción sobre los calambres musculares.

Magnesio, potasio y calcio, a debate

Desde la Universidad canadiense British Columbia, en Vancouver, se investiga sobre el papel del magnesio en los calambres que se producen en reposo. Se mide el estado nutricional en este mineral en los pacientes y se comprueba si la ingesta de complementos de magnesio puede alargar el bienestar entre estos dolorosos episodios. El magnesio es un mineral que debe mantenerse en equilibrio con el calcio, el sodio y el potasio para que el sistema neuromuscular funcione de la forma adecuada y evitar así las contracciones involuntarias de los músculos.
La deficiencia de magnesio es una causa reconocida de estos problemas. En los casos que han trascendido a la literatura científica en las últimas décadas, como la revisión llevada a cabo desde el Trinity Medical Clinic de Newfoundland en Canadá, las causas más comunes de hipomagnesemia son el ejercicio excesivo y la utilización de diuréticos. En la actualidad, diversos centros de investigación buscan una solución alternativa a la quinina por su contrapartida de efectos secundarios y el magnesio es un candidato a ser protagonista de esta posible terapia.
Según investigadores del Departamento de Medicina Geriátrica de la Keele University (Reino Unido), parece ser que un suplemento de 300 miligramos de este mineral podría mejorar los calambres musculares, aunque los mismos autores del estudio publicado en el "Medical Science Monitor", advierten de que se necesita más investigación para apoyar la suplementación con magnesio como una terapia válida en este sentido.
Una alimentación pobre en frutas, verduras y hortalizas suele ser la causa frecuente de deficiencia de potasio que en los casos severos se llama hipokalemia. Un estado nutricional deficiente en este mineral puede ser otra de las causas de calambres musculares, ya que la falta de potasio da lugar a alteraciones en los potenciales eléctricos de la membrana (los motores de la acción muscular), que no pueden determinar el reposo o el movimiento. El uso de diuréticos o las diarreas frecuentes también están asociados con la falta de potasio y la aparición de los calambres.
La suplementación con calcio se ha usado con cierto éxito en investigaciones que han tratado con este mineral los calambres en las piernas de mujeres embarazadas. No obstante, los expertos sugieren que no sería prudente extrapolar estos hallazgos a la población en general, ya que hay pocos estudios realizados al respecto y no hay evidencia científica para identificar el desequilibrio nutricional de este mineral como la causa de los problemas musculares y, mucho menos, para apuntarlo como una ayuda válida en estos casos.

 

CALAMBRES TRAS PRÁCTICAR DEPORTE

Los espasmos musculares involuntarios que suelen darse tras la práctica intensa de cualquier actividad deportiva en un ambiente con altas temperaturas se pueden prevenir. La clave está en evitar la pérdida de electrolitos, sobre todo de sodio, que resulta de la excesiva sudoración durante el ejercicio físico.
Los deportistas que tras una actividad intensa se rehidratan sólo con agua no reponen sus pérdidas minerales, por lo que pueden sufrir de hiponatremia que suele ser la causa de los calambres. En estos casos, recurrir a bebidas isotónicas que contienen una combinación adecuada de los nutrientes que se pierden por el sudor suele ser suficiente para compensar las pérdidas.

Productos con Magnesio:
Magnesioboi, Magnesio Aquilea (de venta en Farmacias), Magneva (de venta en Natur House)
Productos con Potasio:
Boi K, Boi K Aspartico, Potasion (de venta en Farmacias), Potasio y Magnesio Aquilea (lleva los dos)

Recomendaciones prácticas para los días de mucho calor.
- Antes de salir de casa beber medio litro de agua con un comprimido de potasio junto con uno de magnesio  disuelto. Si la salida es muy larga (mas de 4 horas), llévate algún comprimido extra para prevenir los calambres.
-Llevar además de suficiente cantidad de agua, un bidón con agua y sales minerales que proporcionen suficiente cantidad de sodio.Puede ser cualquier bebida isotónica preparada o cualquiera que viene en sobres para diluir en agua.
Productos farmaceúticos con sales minerales:
Citorsal sobres (Calcio, Magnesio, Sodio, Potasio y Glucosa)
Sueroral sobres (Sodio, Potasio y Glucosa)

Dedicado a Penúltimo

Fuente: Eroski Consumer, NaturConsejos.
 
Publicado por Raúl

10 Consejos para evitar molestias sobre nuestra Mountain Bike

La práctica de cualquier deporte siempre es algo beneficioso para el cuerpo humano. Practicar ciclismo de montaña o de carretera es, sin duda, uno de los deportes más completos que beneficia nuestra salud, nos ayuda a mantener nuestro corazón sano y evita que la báscula nos marque exceso de peso.

Pero como todas las cosas, conseguir el mejor beneficio que nos pueda aportar el ciclismo requiere de ciertos conocimientos y acciones por nuestra parte. Si castigamos nuestras piernas en exceso, si vamos en una posición forzada que perjudique nuestra espalda o si tenemos dolores en el cuello, rodillas u otras zonas de nuestro cuerpo, la práctica de ciclismo deja de ser saludable para convertirse en algo nocivo para nuestra salud.

Estos consejos nos pueden resultar muy útiles para conseguir que la bicicleta ayude a mejorar nuestra salud, evitando de manera sencilla muchos molestias derivadas de un mal uso o práctica del ciclismo de montaña:

1. Bicicleta a nuestra medida. Debemos ir en una bicicleta adecuada a nuestra estatura y morfología. Elegir la talla correcta es algo primordial a la hora de adquirir nuestra Mountain Bike. Una talla más grande o más pequeña provocará posiciones incómodas y dolores varios en nuestro cuerpo.

2. Pies bien cómodos. Cuando llevamos unos cuantos kilómetros sobre la bicicleta, es frecuente que nuestros pies se hinchen un poco. Para evitar molestias en los pies, hemos de aflojar los cordones y los velcros de nuestras zapatillas. Es un error llevarlos muy ajustados, ya que solamente conseguiremos que nuestros pies se resientan.

3. La espalda siempre en forma. De la misma manera, si con el paso de los kilómetros vemos que tenemos molestias en la espalda, es conveniente sustituir la potencia de la bicicleta por una más larga o alta, ya que la postura adquirida sobre la bicicleta es incorrecta y nos provoca el dolor de espalda. Otra forma de ver si la potencia que lleva nuestra bicicleta es la adecuada seria localizar otras zonas con dolor. Por supuesto, si estamos un poco delicados de la espalda, lo mejor es no llevar mochila ni peso, sino adaptarlo a un portaequipajes para la bicicleta o abusar de la amistad de algún compañero de ruta.

4. Tríceps fuertes y sanos. Si tenemos molestias en los tríceps, probablemente llevamos la potencia del manillar de nuestra bicicleta demasiado larga o baja. Sería necesario probar otra potencia más corta para comprobar si tenemos mejoría en las molestias.

5. Hombros potentes. Si las molestias aparecen en nuestros hombros, probablemente la potencia de nuestra bicicleta sea demasiado corta o esté demasiado alta. Una vez más, probar otra medida de potencia nos dirá si realmente conseguimos eliminar las molestias.

6. Cuello relajado. Para evitar molestias y lesiones en el cuello, debemos realizar con cierta frecuencia antes y durante el recorrido con nuestra bicicleta un calentamiento previo del cuello. Unos movimientos suaves girando la cabeza a ambos lados serán suficientes para mantener nuestro cuello a punto.

7. Rodillas protegidas. Mantener la altura correcta del sillín en la bicicleta es una de las formas más sencillas de mantener las rodillas saludables. Las molestias en la parte anterior de la rodilla puede ser debida a un sillín demasiado bajo, mientras que las molestias en la parte posterior de la rodilla pueden ser debidas a un sillín demasiado alto.

8. Manos a salvo. Las manos son uno de los parachoques naturales de las personas. Si nos caemos con nuestra bicicleta, lo primero que haremos será buscar un punto de apoyo con la mano para evitar caer más. El uso de unos guantes adecuados para Mountain Bike nos evitará posibles heridas debidas a golpes, roces y arañazos que podamos sufrir. Además, evitará que tanto el frío como el calor puedan dañar nuestras manos.

9. Ojos bien tapaditos. Circulando sobre la bicicleta, nuestros ojos son vulnerables a todo tipo de elementos existentes en el exterior. Polvo, tierra, piedrecitas, insectos y bichitos varios, ramas, y un sinfín de inoportunos obstáculos más pueden dañar nuestros ojos. El uso de unas gafas deportivas adecuadas para ciclismo, con lentes irrompibles y protección UV para el sol, es simplemente obligatorio para todos nosotros.

10. El casco o la vida. El casco, además de ser un elemento esencial para la protección de la cabeza, probablemente evitará que en caso de un accidente grave, perdamos la vida en el mismo. El dolor que evitaremos en este caso, y probablemente mucho más importante que el que sufriríamos nosotros mismos, será el dolor de una familia rota por un accidente. No olvides nunca tu casco.

Con estos consejos y un poco de sentido común, evitaremos muchos de las molestias y dolores característicos de las salidas con bicicleta de montaña.

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