Puerto de la Cabra (por las


Minas)-Guzmanes-Don Benito


(04/06/2011)

 

Con notables ausencias (algunos por lesión; Cancellara, Jara, Mario, Orzowei, otros por trabajo y algunos me consta que por querer rememorar la noche anterior en el concierto de Mérida, los tiempos en que aún se moceaban…), partimos nueve Perdíos de ancá Mario sin un rumbo establecido previamente, siendo los integrantes de la ruta: Avería, Ismael, Javi Penúltimo,  Javi Tiko, José el Maestro, Lospi, Piolo, Pabli y Rubén. Aún por las calles de Don Benito, decidimos dirigirnos a la Cabra por las Minas, subida inédita este año ya que anteriormente habíamos subido por la Lapa o por las piedras. Nada más coger el camino de Doña Blanca el ritmo se va incrementando y algunos empezamos a temernos una jornada muy dura a juzgar por lo que nos cuesta seguir el ritmo del grupo delantero. Próximos al camino que va de La Haba al Puente de la Pared, el grupo delantero baja el ritmo y reagrupamos antes de encarar la meta volante fijada en el paso canadiense del puente. Varios acelerones dejan por delante a los cinco que en principio, querían disputarla y entre ellos se producen varios amagos de salto hasta que Rubén salta con fuerza llegando el primero al puente, seguido de cerca por Lospi y Piolo, que en la última bajada tienen que echar mano de su buena técnica para controlar la bici ya que el terreno está muy seco y veo cómo les derrapa la rueda trasera. Les sigo yo y poco después llega Pabli. Tras cuestionar la ubicación de esta meta volante de cara a próximas rutas, dada la peligrosidad de la última bajada, continuamos hacia las minas a muy buen ritmo y definitivamente veo que no voy fino por lo que decido bajar el ritmo y subir tranquilito, ya que aún quedaba ruta y no quería reventar. El camino de las minas hacia la subida a la Cabra estaba en muy mal estado por lo que casi fue una alegría girar a la derecha y comenzar a subir la primera rampa dura. Al echar la vista hacia arriba, veía a lo lejos Perdíos en forma de manchas rojas apunto de finalizar las subidas más duras. Yo, aunque iba despacito, no tenía malas sensaciones por lo que disfruté bastante de la subida en compañía del Maestro. Cuando llegamos a la caseta, algunos ya se habían comido hasta el postre y se encontraban en la tertulia de sobremesa con otro grupo de bikers. En la caseta puntuaron por este orden: Rubén, Lospi, Pabli, Tiko y Penúltimo. La bajada la hicimos por la cuesta de las piedras; Rubén y Pabli como cabras a toda leche, y el resto pues algo más prudentes o temerosos, como se quiera ver… En este sentido, debo decir que para los que no somos muy técnicos, la tija-pija telescópica ayuda bastante aunque no te libre de alguna que otra caída. En la última parte de bajada reventé la rueda delantera y con la ayuda del grupo no tardamos en reiniciar la marcha hacia los Guzmanes. El ritmo seguía siendo vivo y a Avería se le empezaron a agudizar los problemas físicos que arrastraba desde el principio de la ruta, de manera que cualquier sobreesfuerzo le obligaba a reducir considerablemente el ritmo cuando no a tener que bajarse de la bici. Muy fuertes tenían que ser los dolores para que un biker nato como Avería se viera así. Reagrupamos en los Guzmanes y afrontamos los últimos kilómetros ya con un fuerte calor que hasta el momento nos había respetado bastante. Bajada rápida y divertida, sobre todo para los más cabras (no, no estaba Barna…). En la bajada previa a la última subida fuerte antes de llegar a la carretera, bajaba yo pendiente de llevar una posición segura; manillar bien sujeto, brazos flexionados, tres dedos en los frenos, cuerpo ligeramente hacia atrás… cuando miro a la izquierda y veo a Rubén adelantándome bajando con los brazos en cruz, no se si rascándose la espalda… en fin…, lo dicho; cabras. Llegados a la carretera rodamos ligeros a la espera de que alguno imponga un fuerte ritmo que divida el grupo. Pero pasan los kilómetros y el ritmo no sube por lo que se intuye una llegada en grupo. Próximos a la recta de Doña Blanca Rubén ataca y nadie le sigue. Ya en la recta Lospi y Piolo saltan del grupo y yo trato de seguirles aunque no consigo cogerles. Por detrás, Pabli intenta no quedarse atrás y Javi Tiko y Penúltimo, parecen no querer disputar la llegada. Lospi y Piolo, metidos en estrategias bajan su ritmo y consigo darles alcance en la cuesta del Santo Jabero y juego mi baza tratando de aprovechar su parón para dejarles atrás, cosa que obviamente no ocurre y aunque entro por delante en la vía de servicio del sprint, enseguida me pasan como motos, imponiéndose en los últimos metros Lospi a Piolo (Rubén, muy sobrado había llegado el primero). Les sigo yo, Tiko quinto, luego Pabli, que probablemente pagó todo el esfuerzo realizado durante la ruta (estuvo delante todo el rato), después Javi Penúltimo (que no disputó), el Maestro y Avería. En la fuente, chascarrillos sobre la ruta y enseguida camino a la 88.