UN CANAL, DOS PARDILLOS Y UNA ZAPATILLA

CRONICA by JaviPenultimo


"UN CANAL, DOS PARDILLOS Y UNA ZAPATILLA"

Canal: Cauce artificial por donde circula el agua. Tb.: parte de recorrido ciclista temido/aborrecido por algunos...

Pardillo: Se aplica a la persona que es ingenua y se deja engañar con facilidad. Primo, novato. De esto hay más de uno en el grupo.

Zapatilla: Parte de la bici adosada a la cala del pedal que, a veces, resulta imposible desprender.

Si alguno no tiene previsto salir un sábado, ya le falta tiempo para sugerir la tan poco querida "ruta del canal". Entre otros, Barna, Ángel GC (yo propongo la ruta de de de...las ermitas, y la vuelta por el canalinnn...) e Ismael (yo para mañana propongo canal, hace mucho que no la hacemos y siempre viene bien)... ¿Tienen miedo a caerse dentro?, ¿no saben nadar?, ¿pierden puntos si se mojan?. Un misterio. (...)

Sin quererlo, ni proponerlo, ni votarlo, allí nos dirigimos. Piolo fue el último en llegar. Pero hoy no podía faltar. No había quien le cambiara la sonrisa de la cara. ¿Sería por su recién estrenada bici-Mérida (cuidado al escribirlo que puedes equivocarte -Mierda-), o quizás porque no acudieron ni Lospi ni Rubén ?. Mario también estaría pensando en los quince puntos, pero lo disimulaba mejor. De nuevo Mauri, recientemente recuperado para la causa, nos acompañaba. Con Ángel & Ángel, Barna, Cancelara, Avería, Jose el Maestro y Gabri, amigo de Mario, completábamos los diez.

El primer punto para los puntos se fijó en los eucaliptos, previo calentamiento en la subida del Ocho, donde ya se definieron las posiciones que iban a mantenerse todo el recorrido. Pasado el olivar nos reagrupamos. El Maestro jugaba al despiste. Últimas posiciones, pero yo le tenía en mis quinielas para el podio. Se hablaba poco y se maquinaba mucho. ¿Alguien saltaría?. Lo más prudente era apretar una vez superada la última curva a la derecha, pero Avería no sabía de prudencias y chafándome el plan, salió un poco antes -pardillo-. Ni tres segundos tardaron en engullirlo Mario, Piolo y Ángel GC. Era cosa de tres. Pero el pesado de Cancelara me azuzó: !ve a por Anheee, ve a por Anheee!. Y así fue, en compañía de Avería le dimos a la caza alcance y éste se quedó clavado, pagando haber seguido el ritmo de los dos primeros -pardillo-. Puntitos para la saca.

Una vez en los eucaliptos decidimos cual sería el resto del recorrido. Nada de Cabra, ni Sierra de Utrera. De las cataratas al Canal. Ruta corta, pero intensa. El lugar fijado para el premio de la montaña era muy "sui generis": en el punto donde habitualmente nos parábamos para comer, una vez superadas las dos cuestecitas. Aquí no había táctica de escapada. Los más fuertes marcaban el ritmo y sálvese quien pueda.

Cuando nos paramos a comer nos dimos cuenta que era temprano y que si la cosa no se complicaba, a las doce estaríamos en casa. Se acabaron las cuestas y comenzamos a rodar. Le habían pasado la cuchilla y el rulo a la pista y en la bajada superamos los 60 km/h. hasta que, de repente, el grupo se detuvo y se arremolinó en torno a Mario. La costumbre de hacer un nulo mantenimiento de la bici trae sus consecuencias. Puede pasar no lavarla y engrasarla después de cada salida, pero hombre un poquito de aceite en los pedales y las calas de vez en cuando no hernian a nadie. En poco tiempo, Avería tenía en una mano la zapatilla y en la otra un juego de llaves allen. Le faltaba un tornillo –a las calas-, la enderezó, apretó el otro y el problema estaba medio resuelto. Se podría enganchar en el pedal pero no soltarse. Con lo que zapatilla y bicicleta llegarían unidas a casa.

De nuevo en marcha y acelerando. Metidos en el canal la tensión fue subiendo. Sin adivinar con qué propósito, Avería tiró del grupo durante algunos kilómetros, a una media de 30 km/hora, sin relevos –pardillo-. Mientras éste pedaleaba sin descanso, los demás a rebufo hacíamos que de vez en cuando sonaran los piñones. Fue un pinchazo de Mauri el que nos dio un poco de resuello. Cada vez quedaban menos kilómetros y todos en grupo. Esta vez Mauri –manteniendo un ritmo de 32 km/hora y yo tímidamente, dábamos relevos a Avería. El cruce por el badén del río Ortigas se hizo sin miramientos. Yo crucé con las piernas en alto y el agua me salpicó hasta las rodillas, otros se empaparon un poco más y Ángel Egipcio fue el único que frenó al paso, ajeno a cualquier disputa de puntos. Todos juntos llegamos hasta la última cuesta que enfila la recta de meta. Nadie saltaba. Avería a la izquierda y yo a la derecha en primeros puestos intentando cerrar cualquier salto. Los demás tomando posiciones. A pocos metros de la meta el pardillo fui yo. Salté del grupo demasiado pronto y Mario me siguió la rueda. Vamos que de la gloria de la victoria pasé a gregario y lanzador de Mario y de todos los que venían detrás. Fue un vendaval. El único que no me superó fue Ángel Egipcio porque se había entretenido demasiado en asegurarse de que sus canillas no se habían mojado.

Tan pronto habíamos llegado a Don Benito que tuvimos que entretener el tiempo dando una vuelta por la plaza de España.

P.D. El Maestro ha vuelto. Mario se sentó en la terraza con una zapatilla menos.